Al ver estos programas concluyes que efectivamente algunos viven en un universo paralelo, que viven en un mundo donde no hay rock de verdad y es que resulta increíble que los concursantes no conozcan una canción de los Beatles.

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La cultura de la música a pique

No se trata de la música universal, es que la música local, la española de todas las generaciones son materia oscura y de dimensión desconocida para muchos cantantes jóvenes. Basta soltar un nombre y ver sus caras perdidas en el espacio.

Si el problema es la música de algún género como la afroamericana, muchos creen saberlo todo por saber la música y canciones de Beyonce, cuando hay aún más… Aretha, Jackson, Prince, etc. El jazz equivale a música del exótico Medio Oriente, para explicarlo de alguna manera

Y aquí el cantar no tiene prejuicios, ya que los menores de edad con historias tortuosas, cantan versos sin sentido y usan jergas que no comprenden. Si el juez les advierte que no procede, ellos aceptan sin problemas en estos concursos.

Esto es el mundo de los talent shows, el formato televisivo en el que la música es protagonista. Quizás parezca osado afirmar que los concursantes pueden ser un retrato de la juventud actual, pero es que estos concursantes quieren triunfar cantando en una especie de sueño colectivo, llegan al programa con escasa preparación, quizás han estudiado algo, se defienden con varios instrumentos musicales, han grabado y repasado vídeos… pero no tienen un sentido de la historia, ninguna curiosidad intelectual por la música que se hacía antes de que vieran la luz del sol.

La excepción honrosa son los competidores en flamenco que veneran lo que hacen e incluso conocen dos o tres nombres y no es para menos, porque provienen de hogares donde la música está en las venas y ellos forman parte de una cadena. Para los demás competidores, el pasado carece de interés, no existe.

La razón del problema

La razón es que pertenecen a una generación que ha vivido de la televisión comercial, tanto privada como pública y ella los han moldeado. Han adquirido su cultura musical por los videojuegos o YouTube… muy pobre.

Estos concursantes solo escuchan la radio en el coche de la familia, no leen la prensa, no distinguen a los grupos o solistas que ocupan las portadas de los periódicos y revistas especializados.

Es una pena y direis que soy muy nostálgico, pero la época de los elepés es añorada porque la música se pagaba y había que ingeniárselas para producir algo da calidad con recursos limitados.

Hoy todo lo que se habla es de fenómenos virales y no se presta atención a la calidad o a tener un legado imperecedero… repito que es una pena ver esto, mientras se ignora que el talento que anda en las calles, oculto en el ostracismo.

Triste es decirlo, pero los talent shows son un reflejo de lo que está pasando en nuestra sociedad. Es el fin de la música para vender algo que realmente es una serie de gritos, alaridos y maullidos.